Los dos goles -de penal- y su buen rendimiento en la goleada sobre Defensores de Belgrano, en La Plata, le abren al DT una nueva alternativa para una delantera, que entre bajas y lesiones, quedó con pocas variantes.
El triunfo ante Defensores de Belgrano le dejó a Miguel Ángel Russo algunas señales positivas. No las suficientes como para descansar en la certeza de tener ya una identidad de juego para su equipo o que los desniveles de cada partido hayan desaparecido. Pero al menos en el juego de la Copa Argentina hubo apellidos que aprovecharon sus oportunidades y que de acá a junio saben que pueden ser una solución a mano para el DT de Boca.
Los goles - ambos de penal - de Mauro Zárate revitalizaron algo la confianza de un delantero que comenzó el semestre reclamando minutos de juego, que los tuvo pero que hasta el choque en La Plata no le había sacado rédito. Ya sin Wanchope Ábila como competencia en la ofensiva y con Franco Soldano debilitado desde su cuota goleadora (también emigrará en junio), el ex Vélez tiene la posibilidad de posicionarse entre los titulares más seguido.
"Antes del semestre hablé con Miguel (Russo) y con el Consejo de Fútbol sobre mi situación y acá estoy, jugando. Necesitaba para la confianza un partido en el que pudiera sentirme importante para el equipo más allá de los goles", contó el delantero que lleva 20 goles en 81 partidos en el club (apenas 55 como titular).
Hay una realidad: para que su futuro siga siendo en azul y amarillo después de junio debe dar algo más.
Su lugar en el equipo, igual, fue distinto. No se movió como centrodelantero (ese sitio fue de Soldano) y se recostó por el lado izquierdo. Algo que suelen hacer Tevez o Cardona dependiendo del planteo.
"Fue algo que hablamos con el técnico y que ya había hecho con (Gabriel) Heinze en Vélez, que se habló bastante. La idea era que pudiera tener más contacto con la pelota", repasó Zárate.
Él sabe que Russo le depositó confianza como nueve en los choques ante Gimnasia, Newell's y Sarmiento, pero que su nivel lo llevó otra vez al banco. Eso sí: en esta nueva temporada participó en 5 de los 8 juegos de Boca.
Con el ataque de Boca resentido por las lesiones de Cardona y Salvio (no estará hasta fin de año), con Tevez entre algodones y Ábila con las valijas hechas para emigrar a la MLS, los goles de Zárate revitalizaron una alternativa para el técnico, quien solo cuenta con Maroni, Luis Vázquez, Soldano y Exequiel Zeballos como piezas de recambio en el ataque hasta junio. Salvo que antes del inicio de la Copa Libertadores llegue algún futbolista, para Zárate será una chance inmejorable de hacer valer su permanencia en Boca.
Más allá del ex Vélez, otro jugador que rindió como para entusiasmar al DT fue Agustín Almendra, a quien consideran puertas adentro un futbolista que puede aportarle mucho al equipo si es que recupera su nivel.
Si bien todavía es visible el año que estuvo sin jugar (le falta el roce de la competencia), demostró que le sobra técnica y ubicación para ganarse un sitio en el mediocampo de Boca, ahí en donde de golpe irrumpieron todos los juveniles que en el último tiempo no aparecían en Boca: Alan Varela y Cristian Medina.
El otro gran aprobado en la jornada de La Plata fue Agustín Obando, a quien Russo utilizó bastante desde su arribo al club. Desde los primeros amistosos en San Juan hasta el choque contra Defensores de Belgrano, el correntino participó en 22 encuentros. Con muchos altibajos, expulsiones y apariciones ofensivas fugaces. Pero con un agregado: es de los pocos mediocampistas zurdos por afuera que hay en el fútbol argentino y eso hace que Russo lo valore. Si logra explotar de una vez sus virtudes, puede ser una variante de cambio para el entrenador hasta junio.
FUENTE:
clarin.com
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