La indefinición del reemplazo de Marcela Losardo motivó conversaciones internas y cruces de llamadas durante el fin de semana; Fernández sigue sin definir quién ocupará el Ministerio de Justicia
“Cristina hace su juego, y está muy bien. Ahora nos toca a nosotros”, se lamentaban anoche desde dos importantes ministerios, mientras el presidente Alberto Fernández demoraba otra vez la decisión sobre el reemplazo de la ministra de Justicia, Marcela Losardo, una demora que ya lleva una semana.
Desde las mismas entrañas del poder, funcionarios cercanos al Presidente le reclaman (por el momento en charlas individuales) la conformación de una “mesa política” para horizontalizar (y acelerar) las definiciones importantes de una gestión complicada. En realidad, cada uno de los integrantes de esta improvisada mesa espera plantearle en conjunto a Fernández sobre la necesidad de “hacer política” y dejar de recostarse solo en su círculo íntimo, un núcleo que parece cada vez más estrecho a juzgar por las críticas que, hasta el momento fuera de micrófono, pueden escucharse de boca de funcionarios que comparten la cotidianeidad de la gestión.
Según pudo saber LA NACION, entre los posibles integrantes de esa mesa estarían el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, en su rol de coordinador del espacio; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, por el albertismo puro, y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, representando el poder de los intendentes. Durante el fin de semana hubo múltiples conversaciones cruzadas entre ellos y con Agustín Rossi, ministro de Defensa y referente del peronismo no camporista. El ministro del Interior, Eduardo De Pedro, un leal a la vicepresidenta pero con buena sintonía con el Presidente, también se habría sumado a las conversaciones informales.
“A este Gobierno no le falta gestión, todo lo que se hace en relación a la vacunación es una muestra. Pero sí le falta política”, resumían desde uno de los despachos en los que se cocina la iniciativa, que en las últimas horas llegaría al Presidente de manera más directa.
Las críticas -siempre desde la “idea de ayudar a gobernar”- están centradas en las decisiones “unilaterales” del Presidente, y la confianza sin rodeos que el Presidente manifiesta por su núcleo duro, conformado por el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; su vocero, Juan Pablo Biondi; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y parte del Consejo de Asesores que encabeza Juan Manuel Olmos. “Alberto habla todos los días con Santiago y con Vilma, y conversa muy seguido con el resto. Es una locura pensar que sólo escucha a unos pocos”, retrucaron cerca de dos de los apuntados.
“Hay que abrirse, y que participen otros actores”, reclamaron desde otro despacho importante, aunque hasta el momento el Presidente no ha dado señales de aceptar el convite. “Hay que esperar. Lo va a decidir Alberto”, repetían anoche cerca de Fernández sobre la designación de un reemplazo para Losardo, la amiga y socia del Presidente, quien se vio obligado a reemplazarla por su “agobio” ante la nueva realidad. Una realidad que marca -desde el discurso presidencial del 1° de marzo y la encendida autodefensa de la vicepresidenta ante la Cámara de Casación por la causa del dólar futuro- un escenario de confrontación directa con el Poder Judicial.
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